Muero por ir a Paris....

No sólo Pedro Pablo Pérez Pereira, ese pobre pintor portugués, pinta paisajes por poca plata para ir a París….Yo también pinto...

Es que en verdad muero por ir a Paris… Sentarme en esos café, comerme una baguette y no hacer nada más. Muero por aparecer en una fotografía de Doisneau, pasear por los Champs-Elysées y tomar una siesta a orillas del Sena.

Muero por revivir ese romanticismo, esa bohemia y esa tradición. Muero por esos museos, por esos palacios, por la Tour Eiffel y la Bastille. Qué mejor que el Arco del Triunfo, que Nôtre Dame y el Panteón.

Cómo no morir por almorzar en los jardines de Luxemburgo, esos que antes eran uno de los patios de los Medicis.

Como no morir por ese barrio latino pintado por Van Gogh. Por ese café donde Simone de Beauvoir se inspiraba y se reunía con Sartre. Y por esa Sorbonne protagonista de mayo del 68….

Muero por ir de nuevo a Paris porque sé que lo disfrutaría más. Sé que no andaría pendiente de euros, mapas y maletas. Que no andaría preocupada con cumplir con cierto horario.

Muero por ir porque me haría pasar por una francesa...pararía en cualquier esquina a comerme una crêpe, a fumarme un cigarro y a contemplar todo y nada y a la vez

Muero por revivir esa ciudad donde todo está pensado, donde todo es respetado. Donde primero está la historia y luego la gente y luego la modernidad. Muero por vivir esa cultura que últimamente ha sido opacada...

Muero por subir esas escaleras infinitas y creerme Amélie Poulain. Por ir a esos bistrós y esperar a que Edith Piaf llegue y empiece a cantar.

Muero por pasear por esas calles de viejos adoquines, con tres librerías por cuadra, y donde siempre hay alguien, con una polera rayada y boina…

Muero y pinto por vivir lo chic, por escuchar música clásica en el metro, por tocar esas esculturas, por tocar cultura, por tocar historia.

Pinto y muero por ir a Paris, porque siempre, será Paris…